Navegar el viaje hacia el cero neto no es un camino lineal. Está lleno de disrupciones y está influido por el cambio climático, la dinámica geopolítica y los desafíos de la cadena de suministro. Por ello, la tecnología emerge como salvadora en la gestión de recursos, prometiendo acelerar la descarbonización y la definitiva transición energética hacia un futuro sostenible.
La innovación en energías limpias y bajas en carbono es crucial para enfrentar la crisis climática. Según la AIE, el 35% de las reducciones de CO2 para 2070 dependerán de tecnologías en etapas tempranas que necesitan más I+D, y otro 40% de tecnologías aún por implementar.
Alrededor del mundo se están creando leyes de Reducción de la Inflación que están incentivadnos las inversiones en tecnologías limpias. La financiación mundial de la energía limpia también aumentó un 17% en 2023, alcanzando los 1,8 billones de dólares.
El gas natural y el GNL se han vuelto esenciales en la combinación energética, ofreciendo una alternativa más limpia a los combustibles fósiles. Desde 2010, el cambio de carbón a gas ha ahorrado 500 millones de toneladas de CO2, equivalente a 200 millones de vehículos eléctricos. Mejorar la sostenibilidad y eficiencia de estos recursos es prioritario, con iniciativas de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS) en marcha en varias regiones.
La transición a una economía baja en carbono requiere colaboración global. Iniciativas como Mission Innovation permiten compartir conocimientos y recursos para acelerar el desarrollo de tecnologías limpias. Eventos como Gastech 2024 en Houston ofrecen oportunidades para alinear prioridades y formar nuevas asociaciones en el sector del gas natural y el GNL.
La innovación en tecnologías de energía limpia es esencial para abordar la crisis climática. La cooperación internacional y la acción colectiva son cruciales para aprovechar todo el potencial de estas innovaciones, acelerar la transición energética y construir un futuro más sostenible y equitativo para las generaciones futuras.
